Hoy en día estamos acostumbrados a disponer en las cafeterías, autobuses, tiendas o edificios públicos de una Red Wifi de fácil acceso; en cada esquina por la que pasemos por casualidad estaremos seguros de que vamos a encontrar este símbolo:
Este nombre comercial tan resonante para nuestros oídos, es una de las tecnologías de comunicación inalámbrica más utilizada en este momento.
Su velocidad y alcance lo convierten en una fórmula perfecta para la entrada a Internet sin cables y su sencillez y comodidad lo hacen enormemente atractivo y necesario para nuestro día a día.
Las personas del siglo XXI nos estamos convirtiendo en adictos a estas cuatro letras, necesitamos sentirnos "protegidos" por esta comunicación continua, "sumergidos" bajo sus ondas y "rodeados" por esta red inalámbrica.
Llegamos hasta el punto de sentirnos vacíos si no podemos acceder a la Red en un momento determinado, el mundo real nos resulta aburrido cuando no podemos entrar en el nuevo mundo virtual. Sentimos la necesidad de contrastar información, de comunicarnos con el resto del mundo y de navegar sin rumbo fijo en busca de algo que nos interese. Buscamos Zonas Wifi como si se tratasen de lugares paradisíacos para nuestra mente internauta.
Y cuando llegamos a un sitio donde no hay Wifi, caemos en el abismo y nos invade el vacío y el recuerdo gris de lo que era vivir sin conexión, aquella época que nos parece ya prehistórica. El Wi-Fi es ahora nuestro plato de comida, algo vital para la mayoría de nosotros.
Aquí os dejo una noticia que se ha publicado recientemente en el diario El País; la dieta detoux digital para aquellos "obesos" de la Red y tecnológicamente agotados...
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