martes, 29 de octubre de 2013

Trabajar como forma de vida

Aunque no se ha descrito una definición médica concreta para esta conducta se puede decir que un TRABAJÓLICO o adicto al trabajo es aquella persona para la cual el trabajo constituye el centro de su vida, su empleo resta importancia a todo lo demás, incluida la familia, el ocio y la vida social. Lo consideran como su refugio. El hecho de llevarse trabajo a casa para acabarlo por la noche o los fines de semana es algo que resulta habitual en la persona que lo padece.

Los adictos al trabajo tiene dos perfiles diferenciados:

* El obsesivo y perfeccionista, que son personas exigentes que no saben delegar labores

* El narcisista, gente ambiciosa que está ciega por adquirir mayor poder


A esto se suma los incontables problemas familiares y en las relaciones sociales que padecen a causa de su actitud; se ha comprobado que hay una tasa de divorcios más elevada entre las personas con este problema.

Por si fuera poco, un adicto al trabajo es más propenso a padecer problemas de salud como ser: afecciones de corazón, diabetes, estrés, problemas gastrointestinales, etc. Además pueden ser personas de carácter irritable, con cuadros depresivos y de ansiedad, además de propensos al insomnio y a la hipertensión arterial.


Los trabajólicos suelen permanecer más de 50 horas semanales en su puesto de trabajo, pero ¿puede decirse que una persona es adicta con solo medir el tiempo que dedica a su empleo?

 La adicción no puede determinarse de una manera cuantitativa. Lo que importa no es la cantidad de horas de trabajo, sino el modo en que se realiza.

“La persona que simplemente es muy trabajadora, lo hace con buen ánimo y cuando llega un intervalo, sabe divertirse”. El adicto suele estar de mal humor y su genio empeora aún más en los tiempos de descanso. “Es un ogro en su casa, no tiene empatía con los demás y no sabe disfrutar del ocio”.

Para saber más... Puedes entrar en este artículo publicado recientemente en La Voz de Galicia.
NOTICIA LA VOZ DE GALICIA


Si usted está leyendo esta columna en horario laboral y mira el reloj cada media hora para ver si llega el momento de marcharse a casa, tranquilo, definitivamente, usted no lo es. Si lo está leyendo en su oficina después del horario laboral y podría haberse marchado hace rato pero espera algo que le retenga un rato más, puede que usted lo sea.


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