domingo, 3 de noviembre de 2013

Cleptomanía, el irrefrenable impulso de robar.

Todos en algún momento de nuestra vida hemos robado algo, aunque no fuese de gran valor, pero lo hemos hecho. Un bolígrafo, una botella de agua, un lápiz, unas gominolas o cualquier cosa que en esa circunstancia suba nuestra adrenalina y nos provoque un subidón.

Este trastorno del control de los impulsos se conoce como cleptomanía, y está clasificada como una adicción psicológica. Las personas que lo padecen sufren un impulso inevitable por robar objetos que no necesitas realmente y que, por lo general, carecen de valor. Esta conducta esta precedida por una ansiedad que crece por momentos y que queda solventada en el momento en que la persona consigue el objeto que deseaba, produciéndole una satisfacción momentánea.

Algo que debemos de tener claro es la diferencia entre un ladrón y un cleptómano. Mientras que un ladrón pasa horas, días o meses planeando un golpe para satisfacer una necesidad económica o material; los cleptómanos no planean cuando va a suceder sino que en un momento concreto sienten el impulso irrefrenable de robarlo y de esta forma el impulso queda satisfecho. Muchas veces, tras el robo, los cleptómanos sienten vergüenza, culpa, auto-odio o remordimientos porque, en el momento no llegan a ser plenamente conscientes de lo que les ocurre y de lo que están haciendo. En el momento del robo, estas personas están de alguna forma controladas por ese fuerte impulso que las llevas a cometer estos actos.

Aún se desconocen las causas de la cleptomanía para algunos estudios apuntan a que cambios en el cerebro pueden ser la raíz de este problema. En los estudios la relacionan con dos sustancias químicas del cerebro que ocurren naturalmente, la serotonina y la dopamina, dos neurotrasmisores de los que todos hemos podido oír hablar alguna vez.
La serotonina ayuda a regular los estadios de ánimo y las emociones, por lo que los niveles bajos de este neurotrasmisor son habituales en personas propensas a comportamientos impulsivos. Por el contrario, la dopamina suele liberarse en el momento del robo provocando sensaciones placenteras, que es lo que lleva a estas personas a buscar esta sensación gratificante una y otra vez.
Sin embargo, otros estudios revelan que este problema podría estar debido  a una lesión en la cabeza. Pero todo esto son simples conjeturas, que esperemos que pronto puedan quedar resultas con nuevos estudios y avances sobre este trastorno.

Debido a que sus causas no son claras por completo, su tratamiento tampoco lo es. Éste depende de cada persona, y a cada uno deberá ajustársele la medicación necesaria. Lo único claro es que el tratamiento consistirá en medicación y psicoterapia, posiblemente acompañados de grupos de auto-ayuda.
Entre los medicamentos más frecuentes para tratar esta adicción psicológica se encuentras:

  • Antidrepesivos: Son inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), entre los que encontramos fluoxetina, paroxetin y fluvoxamina.
  • Estabilizadores del humor: Equilibran el estado de animo para evitar los cambios rápidos o irregulares que provocan los impulsos de robar, entre ellos encontramos el litio.
  • Medicamentos anticonvulsivos: Diseñados para tratar trastornos convulsivos pero con grandes beneficios en trastornos mentales como puede ser la cleptomanía. Así tenemos como ejemplos el topiramato y el ácido valproico.
  • Medicamentos para la adicción: Son antagonistas opiáceos que bloquean la parte del cerebro que siente placen con ciertas conductas adictivas, reduciendo en este caso los impulsos y el placer asociado al robo. Uno de ellos es la naltrexona.



Hay adicciones que empiezan como una tontería, una apuesta o simplemente un juego de niños que sube de emoción al entrar en una tienda y llevarse algo. Pero esto son sólo los primeros pasos que se dan, porque puede que un día no puedas pasar sin conseguir esa sensación de euforia al salir de una tienda con algo que no es

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