martes, 12 de noviembre de 2013

HEROÍNA: droga letal

En 1883, Heinrich Dreser (químico), aisló un opiáceo nuevo gracias a la acetilación del clorhidrato de morfina, obteniendo diacetilmorfina, que es el nombre científico de la heroína. Resulta interesante que en principio se pensó en la heroína como un sustituto de la morfina, la cual producía gran adicción, y por ese motivo se eligió su nombre. En poco tiempo se demostró que la adicción generada por utilizar este compuesto era mucho más intensa en comparación con la morfina.

La heroína es una droga altamente adictiva e ilegal en la mayoría de los países del mundo. Es el opiáceo del que más se abusa y el que proporciona la acción más rápida y se clasifica dentro de las sustancias depresoras del sistema nervioso central. 


                          
Los efectos a corto plazo del abuso de heroína aparecen poco después de la primera dosis y desaparecen en unas cuantas horas. Después de una inyección de la droga:

  1. La persona siente euforia acompañada de un enrojecimiento de la piel, boca seca y extremidades pesadas. 
  2. La persona está "volando" después de la euforia inicial, estado en el que se alterna la vigilia con el adormecimiento y se turban las facultades mentales debido a la depresión del sistema nervioso central.

La heroína se fuma, se aspira nasalmente y se infecta. El empleo oral es menos eficaz por provocar una asimilacion inferior.
El sindrome de abstinencia de la heroína es uno de los más fuertes entre las drogas de abuso. Se localiza tanto a nivel físico como psicológico, siendo el primero el que provoca el cuadro más aparatoso. Suele comenzar con lagrimeo, rinorrea, calambres y dolores musculares, síntomas similares a una gripe acompañados de una fuerte ansiedad, todo esto seguido de diarrea y vómitos. El cuadro se agudiza y puede provocar convulsiones y alucinaciones.

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