Beber más de 2-3 litros de agua diarios deja de ser beneficioso para el organismo y resulta nocivo para la salud.
La ingesta de líquidos se convierte en una obsesión y deriva en un trastorno poco conocido, denominado potomanía o polidipsia psicogénica.
Así, la potomanía, es un trastorno alimentario no especificado (TANE) que se define como el deseo de beber grandes cantidades de líquido, generalmente agua, de manera compulsiva y sin que exista una sensación previa de sed, llegando a ingerir entre 8 y 15 litros.
La causa principal de este trastorno reside en una disfunción de los osmorreceptores del hipotálamo, el llamado "centro de la sed", que regula la necesidad de ingesta de agua.
Son muchas las patologías mentales que pueden dar lugar a la potomanía:
Quienes padecen la potomanía utilizan el agua como un sustituto de la comida o el tabaco, o bien como un medio para controlar la ansiedad.
El consumo de agua fortalece una sensación placentera que ayuda a evitar la comida y que genera un gran sentido de bienestar.
Las consecuencias de esta patología son nefastas, puesto que la potomanía acarrea una intoxicación hidríca.
Se puede alterar el buen funcionamiento de los riñones, la composición de la sangre y el equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo.
La hiponatremia es una consecuencia grave que consiste en que el organismo concentra una cantidad muy baja de sodio en sangre e impide el funcionamiento normal del cerebro, los músculos, los órganos y el metabolismo.
También puede producirse una disminución de potasio, con lo que el corazón pierde su ritmo pudiendo desencadenar un paro cardíaco y una disminución de magnesio, provocando pérdida de memoria y acelera el proceso de envejecimiento. Otros resultados son:
- Calambres musculares
- Cansancio
- Nauseas
- Cefaleas
- Somnolencia profunda y prolongada (letargia)
- Convulsiones
- Coma y muerte
Para detectar esta patología, se aconseja observar la cantidad de litros que se ingieren diariamente junto a los factores anteriormente citados. Una vez diagnosticado, el paciente será puesto en tratamiento con la restricción de la ingesta de líquidos a un litro y medio diario, el único tratamiento realmente eficaz. En ocasiones, los médicos prescriben un diurético para aumentar la excreción de agua por parte de los riñones, aumentando el aporte de sodio en poco líquido.
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