Decorar el cuerpo con pendientes a través de perforaciones en el cuerpo tiene su origen varios siglos atrás y se presenta en diversas culturas como una seña de identidad, pero en los últimos años han aumentado en la sociedad occidental, especialmente entre los adolescentes.
En el contexto actual, además de considerase un artículo de moda, la aplicación de tatuajes y piercings tiene ciertas connotaciones psicológicas, sociales y emocionales. Incluso, para algunos usuarios, esta “costumbre” puede derivar en una adicción equiparable al consumo de drogas.
Las razones de someterse a una intervención corporal de esta índole tienen estrecha relación con la psique individual. Para Fany Loya Reyes, licenciada en Psicología y Psicoterapeuta Familiar, existen ciertas generalidades que describen las causas:
“Especialmente para la población adolescente, es una forma de expresar inconformidad, rebeldía, de dilucidar, e ir en contra de lo establecido”.
La colocación de los piercings conlleva sus riesgos:
- En la boca, y sobre todo en la lengua, puede ser origen de inflamación, dolor, dificultades para hablar y masticar, alteración del gusto, sangrado, aumento de la salivación, infección y reacciones alérgicas al material.
- En genitales y ombligo pueden causar obstrucción de la uretra e infecciones que derivan en infertilidad.
En general si no se toman las medidas de higiene y asepsia el uso de piercings favorece la transmisión de infecciones y enfermedades como hepatitis, sífilis, VIH, etc. además de poder producir heridas en la mucosa siendo esto una puerta abierta a la contaminación.
Aquí os dejo un vídeo que explica cómo se debe limpiar y curar los piercings:
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